Estoy en el camino, sintiendo en mis pies cada poro de la tierra, en mi pecho el aliento del mundo, en mis manos las lágrimas del paso de los días, miro al frente cierro los ojos y siento en mis entrañas el olor de la vida, oigo esa misma vida a mi alrededor y dentro de mí mismo, no se me olvida que en este camino también hay silencio, el silencio de la muerte y de los muertos, un silencio seco, sin respuesta, a veces incluso violento, pero estoy en el camino y sigo en él, camino porque quiero hacerlo, porque deseo hacerlo, y es irremediable. Incluso cuando esas piedras hieren uno de mis pies, incluso cuando la fatiga aparece, cuando mi ánimo baja, el deseo y la voluntad de caminar están por encima, por encima de mi boca, por encima de los ecos negativos que tenga, por encima de mis palabras contradictorias e hipócritas muchas veces, al final de todo sé que no me he fallado nunca, y que será y seguirá siendo así, pase lo que pase.

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