(borrador) Llevo todo el día cargado en un solo dedo,
ahí donde han ido a parar hoy todos los golpes,
ese dedo que marcaba todos los números en el teléfono
y las teclas del ordenador, con el que cambiaba
la temperatura del climatizador del coche porque de mañana
ya parecía otoño, ese dedo que ahora quiere reposo
y descanso, y al que yo pero sobre todo tú
no quieres dejar en paz. Ese dedo que esta noche
también tiene que cumplir, como mi lengua.
Tan sucio y vulgar de día, tan pasional y figurativo de noche.
Estas pequeñas cosas que nos sacan de las horas
de nuestra vida tediosa y de las vidas tediosas de los demás.
El camino que abres para que se aproveche de ti un extraño
que aprovecho yo creyendo infantilmente que así es como te domino.

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