Dirige mis manos, hacia la posibilidad nula,
hacia el incamino, hacia la darrificación,
dirige mi impunidad, porque esta foto
sólo debiera pertenecerte a ti, pero
soy yo, con la inocencia de tus labios
corrigiendo favores, ahora que no debiera ser de otro modo,
este momento allí donde lo esperan,
que nada nuevo parezca estar cambiando las cosas,
aunque todas las cosas sigan, como siempre,
permanentemente cambiando.

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